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A lo largo de nuestra vida nos enfrentamos a situaciones muy complejas, toma de decisiones, relaciones difíciles, un sin fin de retos que, dependiendo del momento vital y de cómo nos encontremos, podremos afrontar con mayor o menor dificultad. Mi objetivo es que entiendas la terapia psicológica como un espacio para cuidarte, entenderte, aprender y gestionar situaciones que aparecen en la vida y tú no consigues resolver.

En el proceso de crecimiento de la relación de pareja pueden aparecer diferentes dificultades, relativas a la familia de origen, a la crianza de los hijos, dificultades en la comunicación, en la conexión, etc. A veces, es necesario un mediador que nos ayude a resolver y favorecer la comunicación. Y así entender qué necesidades aparecen y cómo podemos atenderlas. Sentir la suficiente seguridad para poder expresar lo que nos ocurre a nivel emocional, aprender estrategias para resolver nuestras diferencias y, por lo tanto, conseguir que nuestra relación de pareja sea aquello que buscábamos cuando generamos ese compromiso.

Desde su construcción, las familias van pasando por diferentes etapas del ciclo vital que pueden generar crisis evolutivas importantes. Tener hijos pequeños, adolescencia, enfermedad, divorcio, paro, etc. Poder dar respuesta a esas dificultades, a veces, puede ser una tarea difícil y se generan bloqueos que imposibilita la capacidad de sus miembros para resolver. La terapia familiar ofrece un espacio de diálogo abierto, seguro, que promueve la conexión entre los miembros y la atención a las necesidades de cada uno de ellos. Dando una respuesta eficaz a una situación compleja y tratando de reconstruir vínculos dañados.

La infancia y la adolescencia es un momento fundamental en el desarrollo humano. Por lo tanto, las diferentes experiencias y/o dificultades que puedan acontecer en este periodo, influyen significativamente en la formación del futuro adulto. De ahí la importancia de un buen acompañamiento terapéutico en el caso de poder necesitarlo. La terapia se adapta al momento evolutivo del menor, haciendo uso de diferentes técnicas y recursos adaptadas a su edad. También incorporamos a las figuras significativas del menor dentro de la intervención, la familia es fundamental en este proceso. Aunque igualmente según las necesidades de la intervención, podremos proponer tomar contacto con profesores, cuidadores, otros adultos importantes en la vida del menor e incluso otros profesionales de la salud, como neurólogos, etc.